«Un oso rojo» recibió excelentes críticas

 

Comparan a Caetano con Cassavetes
SÁBADO 25 DE MAYO DE 2002
CANNES.- Tras la excelente repercusión de Pablo Trapero con «El bonaerense» en la sección Una cierta mirada, «Un oso rojo» también obtuvo en la muestra Quincena de Realizadores buena aceptación por parte del público, que colmó las cuatro funciones de la película dirigida por Israel Adrián Caetano. El director de «Pizza, birra, faso» y «Bolivia» consigue con «Un oso rojo» una interesante mixtura entre el cine de género (un policial con secas escenas de acción bien construidas) y el dilema íntimo del Oso (magnético trabajo de Julio Chávez), un hombre que acaba de salir de la cárcel tras siete años de reclusión por un sangriento robo e intenta ayudar a su (ex) esposa Natalia (Soledad Villamil), en pareja con un patético jugador compulsivo muy endeudado (Luis Machín), y a su pequeña hija.

Sin Caetano, pero con una introducción a cargo de la productora Lita Stantic y de un ovacionado Julio Chávez, las dos primeras proyecciones generaron una reacción muy pasional del público que no sólo le dedicó una larguísima y estruendosa ovación sino que acompañó con palmas toda la música que se escucha durante los créditos finales, mientras los integrantes de la delegación argentina eran enfocados por potentes reflectores. Los coproductores y distribuidores españoles, franceses y argentinos del film organizaron una cena para festejar semejante presentación formal.
Las primeras y elogiosas notas aparecidas en publicaciones como Le Film Français (que habla de los «múltiples niveles de lectura del film» y hace una comparación con John Cassavetes) o Moving Pictures (que reivindica a Caetano como uno de los directores más esperados en estas dos últimas ediciones del festival) sirven para aguardar con optimismo la opinión de la crítica internacional en las ediciones del fin de semana, algo fundamental para el futuro del film en el exterior.
Tras los nervios de esta prémiére mundial, Stantic -que a pesar de su gran experiencia en el cine nunca había llegado a Cannes- dijo a LA NACION que «no teníamos la menor idea de cómo podía responder el público, ya que incluso en la Argentina apenas ocho personas habían visto la copia definitiva. Pero la reacción del público superó todas nuestras expectativas: se enganchan con la problemática familiar y también con ese héroe tan querible que es el Oso». Chávez, por su parte, evidenciaba en su rostro la felicidad de semejante recibimiento, aunque se quejó de «la politización que se quiere hacer de la película. La quieren transformar en una suerte de denuncia sobre la crisis argentina, cuando creo que la intención de Adrián fue hacer un cuentito, contar la historia de un marginal que intenta salvar a su familia. Pero se ve que lo que vende de la Argentina en estos momentos es la crítica social y, bueno, tendremos que amoldar un poco nuestro discurso». Más allá de modas y tendencias, el cine argentino cerró con «Un oso rojo» la que seguramente es la presentación más exitosa en Cannes desde la época en que los films de Fernando «Pino» Solanas reinaban en La Croissette.

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