Dice Néstor Romero. Director y Docente:
En 1981 estrené Ultimo premio, de Eduardo Rovner, en el Payró. Convoqué a José María Gutiérrez y Julio Chávez. Conocía a Chávez porque mi maestro Carlos Gandolfo lo había dirigido en una obra con Pepe Soriano. Tenían distintos estilos y pertenecían a generaciones diferentes, pero después de veinte días de ensayo se dijeron el uno al otro “¡Ah! Sos bueno”, y sumaron. No me voy a olvidar de eso. Entrenarse todos los días en lo sensorial, lo imaginativo y la observación es esencial para un actor, de lo contrario se repite.