El prestigioso actor comentó cómo se sintió en su nuevo rol de director de cine. Además, reveló que «Yo soy mi propia mujer» se sintió como «un salto al vacío». «Fue un gran aprendizaje, que me valió mucho esfuerzo y satisfacción», aseguró en Modo Fontevecchia.
El reconocido artista, Julio Chávez, detalló cómo atravesó su nueva función en la dirección cinematográfica y lo que significó para su carrera. «Es transitar nuevamente un camino en el cual nunca se ven todos los árboles, sino parte del follaje», destacó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9). También se refirió a la importancia de la mirada en el arte: «Es el registro más importante, construye la importancia del objeto observado».
¿Cómo te preparaste para el personaje de «Yo soy mi propia mujer»?
«Yo soy mi propia mujer» fue un salto al vacío que hicimos junto con Agustín Alezzo en el 2006. Cuando llegó la obra a nuestro poder, recién ahí nos dimos cuentas de la dificultad que tenía. Es un relato hermoso de una historia de vida y un encuentro muy lindo, que es el del autor con este travesti alemán.
Es una obra muy pedigüeña porque hay que hay que resolver muchas cosas. Fue un gran aprendizaje, que me valió mucho esfuerzo y satisfacción. Me da un enorme placer volver a hacerla porque es transitar nuevamente un camino en el cual nunca se ven todos los árboles, sino parte del follaje.
Está bueno también porque le contás la historia a un espectador que está diferente porque, en estos 16 años, desde la primera vez que lo hice, nos han pasado muchas cosas.
Protagonizaste unitarios en donde encarnaste personajes ligados a la política, como sindicalistas, por ejemplo. Se dijo que había molestado a los Moyano. ¿Eso te trajo algún inconveniente con las personas que hacen esos trabajos en la realidad?
Eso, por suerte, fue un momento. Nunca hice ni haría un programa relacionado con la vida de un ser humano. No tengo la espalda para poner en mi boca cosas que no sé, soy muy cauto en eso. En el mismo momento en que salió el Tigre Verón y molestó a algunas personas, salí a pedir disculpas y aclaré que no había referencias puntuales de la vida real.
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¿Y cómo te sentiste en este nuevo rol de director de cine?
Maravilloso. Lo digo porque lo experimento, sin saber que iba a iniciar un nuevo oficio a esta altura de mi vida. Me preparé toda la vida, sin saberlo, para dirigir mi opera prima. Escribí un guion junto con Camila Mansilla y, a partir de esa escritura, muchas personas me dijeron que debía dirigirla.
La importancia de la mirada en el arte.
Juani Fernàndez Juvé (JFJ): Viendo el tráiler de la película, se me vino a la cabeza que hoy, con la tecnología, podemos tener la posibilidad de filmar y eternizar momentos. ¿Hay alguna persona importante en tu vida de la que te hubiese gustado tener ese registro?
Muchísimas personas, pero tengo la dicha de tener un oficio que me permite recuperar esas cuestiones. Hay un registro muy importante que es el de la mirada. Y la película quiere hacer un homenaje a eso. La mirada es lo que construye la importancia del objeto observado.
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Sin lugar a dudas, es un homenaje a aquellos seres que nos han fascinado en la vida, pero también se homenajea a los «mirantes».
(JFJ): Acá no hay ninguna manipulación, sino simplemente es dejar que la otra persona se exprese y observar eso, ¿no?
Intenta que no la haya porque, entre otras cosas, mi personaje en la película es un hombre adulto que está muy satisfecho con su vida. Y además se ocupa de un oficio que es el del arte, que está obligado a tener un observador, que va a hacer algo con lo que mira.
A pesar de eso, Javier (su personaje) siente que hay una experiencia a la que él no va a poder lograr darle expresión. No puede ponerle palabras a lo que ve, por eso decide filmar a la madre.
AO JL
26-09-2022
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