Los intendentes no me van a escribir El Puntero

 

“Los intendentes no me van a escribir El puntero”
La ficción de canal 13 «El Puntero», que muestra los manejos políticos en el Conurbano, generó críticas de los poderosos intendentes del conurbano. El guionista, Mario Segade, en diálogo con La Tecla, responde a todo, y cuenta detalles

Publicada 27/05

Mario Segade está acostumbrado a las jornadas extensas de trabajo y la tensión de las mediciones de audiencia. En plena confección de El puntero -la nueva ficción que le encargó Adrián Suar, titular de la productora Pol-Ka-, que se emite dos veces por semana en canal 13, se encuentra “enfrascado con esto todo el tiempo”.

Igual, descubre en su apretada agenda una hora de charla para La Tecla. “Ya estoy llegando a la mitad del ciclo en escritura, y esto se va grabando a full; ahora, esta semana, sale el capítulo tres, y estamos grabando alternativamente cuatro capítulos juntos”, afirma quien fue, además, el creador de éxitos como Verdad consecuencia, Vulnerables y Resistiré.

-El programa ya ha generado algún malestar en un sector de la dirigencia política, porque la figura del intendente no queda muy bien parada.

-A mí tampoco me caen simpáticos los intendentes que están en el gobierno desde el año 1983, me parece que debe haber espacio para la renovación. El intendente del programa me resulta pintoresco porque es uno que se ha bancado muchas tormentas, que tiene el cuero curtido, esa tipología de intendente baqueano, de que no le entran las balas.

-¿Ese cree que es el prototipo del jefe comunal del Conurbano?

-Esta es una ficción. A mí me sirve ese color de intendente que también va a mostrar sus contradicciones, no es un villano; el programa trata de salir de cierto estereotipo de buenos y malos siempre. Me parece que, en general, no es así en la vida, entonces está bueno que la ficción muestre cierto grado de verosimilitud en cuanto a las características humanas de una persona. Y eso es lo más interesante para el espectador, que ve a un intendente haciendo trampa, pero después lo ve todo tierno, abrigando a su nietito.

-Consultamos a muchos intendentes: algunos quedaron conformes y muchos se enojaron con el programa.

-Este tipo de ficciones polarizan. Me pasó en su momento con Vulnerables. Había gente que decía: “la terapia no es así, el psicoanálisis no es así”. A mí casi me hacen un juicio público en la feria del libro cuando me llevaron de la Asociación de psicoanalistas. Pero esto es ficción. Y acá pasa lo mismo: hay gente que lo ve de una manera y gente que lo ve de otra; para mí laburo es maravilloso.

-¿Cómo te toca a vos el enojo que pueda manifestar un intendente?

-Eso es cuando suponen que los personajes son de carne y hueso y existen realmente. Pero no, el Gitano Perotti no existe, es una construcción imaginaria. Además, yo estoy doce horas laburando y tengo que hacer una hora de entretenimiento por semana, porque si no me echan; ésta es mi pelea, no es la pelea de Carlos Magnetto, o de los Kirchner y todo eso.

-Lo que sucede es que es un programa que tiene intenciones de ser muy popular.

-No sé. No es Los únicos (programa del prime time del canal), es un programa que se va a ir encerrando, que se va a ir poniendo más ácido, donde va a haber humor, porque me interesa, pero también habla de cuestiones bastante movilizadoras, de referencia de la argentinidad, y ahí que se venga cualquier intendente del partido que sea a cuestionar; la verdad, no sé por qué se enojan tanto.

-Porque es un año electoral, y el programa captura una audiencia interesada en lo político, y los intendentes temen que se muestre una mala imagen de ellos y les juegue en contra.

-Se encargarán ellos, con la gestión, de revertirlo. Pero me parece que ésas son lecturas que exceden al trabajo que yo hago. No me voy a poner a responder las críticas de cada intendente. Esta ficción es esto, que ellos hagan otra cosa, si les molesta. Yo no voy a dejar que me escriban el programa, ni me parece que tenga que escribir tal o cual cosa que quieran los demás.

Yo escribo el material que puedo, que quiero y que me apruebe la productora que me contrató, que en este caso es Pol-Ka. Si no es como entrar en una cuestión de documental, y tengo militancia encima, sé de lo que estoy hablando. Este no es un programa burdo, estigmatizante, no se dice que los malos son los políticos y los buenos son el resto de la gente; en ese sentido estoy muy tranquilo. Obviamente que la ficción cabalga sobre el conflicto, y en el conflicto hay que construir cuestiones que hagan que la historia se traccione. En los próximos capítulos vamos a ver a gente que se siente estafada, anhelos que no son correspondidos, pero esto es el abc, ya no de la política, del ser humano.

-¿Cómo fue el trabajo previo, hasta llegar al primer guion?

-He salido a hacer un trabajo de acopio, que es ir a mirar, entrevistar.

-¿Fue como un trabajo de campo en el Conurbano?

-Sí. Hablé con distintos referentes y trabajadores sociales, punteros, diputados provinciales, intendentes, gente común. No en un lugar determinado, en muchos lugares de lo que es el Conurbano. Con gente amiga que sabe del tema, locutores de radio que conocen a gente para contactar, y hasta curas que conocía de antes; personas con las que me entrevisté. Con todo eso fui realizando una selección, que me servía, que me iba nutriendo para la ficción que tenía que elaborar, porque de eso se trata: El puntero es un programa de ficción.

-¿Con qué dirigentes o legisladores hablaste?

-Prefiero evitar mencionar con quiénes hablé, pero lo hice con varios, de diferentes partidos, y traté siempre de mantener cierto equilibrio, de escuchar varias campanas sobre lo que a mí me interesaba, pero más que nada ver cierta lógica de funcionamiento.

-¿Con qué te encontraste, hubo sorpresas en ese recorrido?

-Uno tiene un preconcepto. Si bien en su momento realicé trabajo social en la Villa Albertina, en Lomas de Zamora, lo que observé es que lo malo no está todo donde uno puede creer, y lo que parece bueno no siempre es tan puro como se ve; me parece que hay que poder desdoblarse.

-Sirvió como una base…

-Sí. De todos modos, esto es un trabajo previo que sirve para poder hacer una ficción, no es un documental; yo no tengo que trasladar hechos de la vida real al programa, cada uno sacará la conclusión y el viaje que quieran pegarse, pero a mí, lo que me importa es tener historias. No es que yo voy a poner en escena cuestiones de la vida real, no se sostiene así un programa.

-¿Y el tema de la droga?

-Es un problema que ni el propio poder puede controlarlo. El tema del paco es un desastre, todos son conscientes de que a nadie le sirve el paco, pero es muy difícil de combatir. A eso sí le tengo miedo, porque lo hacés en la puerta de tu casa, no necesitás el dealer que te venda, ni nada, lo fabrican con nada, y los pibitos chiquitos están con el paco a morir, quemados.

-Respecto del guión, ¿lo escribís solo o con alguna asistencia?

-Empecé a escribir solo hasta el capítulo 14, y ahora se incorporó otra autora, Marisa Grinstein, para trabajar un poco en el tema de las estructuras y estar en el armado, porque se va complejizando la cosa y se necesita también otra mirada.

-¿Se podría hacer cambios de acuerdo a la coyuntura del año electoral?

-No, para nada, no nos afecta el noticiero; el programa tiene su lógica y su forma predeterminada, así que la noticia del día no juega, en absoluto.

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