El productor se asoció a Ignacio Laviaguerre y a Diego Romay para poner en valor El Nacional y ocuparse de la programación por unos años.
Aunque el Hilton no suene demasiado nacional, en una de las salas del quinto piso de este hotel hay olor a clásico argentino. Será porque desde sus ventanales glamorosos se filtra el Río de la Plata, ese que aunque de espaldas a la gran ciudad nos define desde siempre, o será más bien porque la conferencia de prensa que se dio cita anteayer trajo buenos y variados anuncios para el célebre teatro El Nacional que desde 1960 está a cargo de la familia Romay.
Los productores Adrián Suar e Ignacio Laviaguerre anunciaron anteayer que desde abril se sumarán al clan Romay para llevar adelante las tareas directivas del teatro. Junto a Diego Romay se proponen poner en valor al emblemático teatro, no sólo en cuestiones edilicias y técnicas (hablaron de arreglos en la marquesina y en el equipamiento técnico), sino también en pos de recuperar el valor histórico y patrimonial de la sala. Para el arranque de esta nueva empresa, que implicará darle privilegio a la dramaturgia nacional por encima de la extranjera como viene sucediendo en la gran mayoría de los teatros comerciales -aunque aclaró Suar que no será excluyente-, la obra que se estrenará será Un rato con él, de autoría de Julio Chávez y Camila Mansilla y que los tendrá a Chávez y a Suar como protagonistas de la pieza dirigida por Daniel Barone, el director estrella de Pol-ka, que cuenta con una sólida trayectoria en televisión y en cine y, en teatro, hace unos años dirigió al mismo Chávez en Red.
Prevista para el 19 de mayo, la obra tratará de la relación de dos hermanos, Suar y Chávez, que luego de la muerte de su padre deben reencontrarse para definir algunas cuestiones sucesorias primero y, luego, para reencontrarse con su historia compartida. «Las herencias que obligan a juntarse y que destapan muchas maneras diferentes de haber vivido la historia y, al mismo tiempo, una muy buena excusa para que estos hermanos se reencuentren», adelanta Chávez. «A Julio lo adoro, es mi actor favorito. Puedo ver desde mi costado de productor que es una linda dupla y como actor me imagino que me voy a sentir demasiado envidiado porque es un lujo estar a su lado», dispara Suar dejando claro que la complicidad y el respeto son mutuos. «Tal vez Adrián llegue media hora más tarde, en todo caso le limpiaré el camarín, pero estoy dispuesto a hacerlo. Se lo limpié a Luppi, se lo voy a limpiar a él», dice Chávez entre risas.
A la dupla se suma Barone, que tendrá la mayúscula tarea de dirigir al propio autor y al productor de la obra. En tiempos difíciles para el teatro local, la audacia es doble. «No hay antecedentes de esta obra, no tenemos una referencia de lo que pasó con ella en otro lado. Estamos frente a un teatro de autor, decididamente», confiesa no sin cierto susto Barone.