Emotivo artificio con un amor de muchos años

 

Inés / Libro y dirección: Julio Chávez y Camila Mansilla / Elenco: Mabel Salerno, Chela Cardalda, Luis Canduci / Luces: Cristina Lahet / Música: Diego Vainer / Sala: El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960 / Funciones: viernes y sábados, a las 22.15 / Duración: 60 minutos / Crítica: muy buena

Inés llega y se presenta ante el público mirándolo de frente, es dulce y serena. Ya a la escena habían llegado los otros dos personajes de esta historia. El artificio a la vista de todos parece ser una de las claves de esta obra que el reconocido actor Julio Chávez y Camila Mansilla -la dupla creativa ya había trabajado en conjunto en la escritura de Un rato con él, en la que Chávez además la coprotagonizaba junto a Adrián Suar- escribieron y dirigieron, y que se puede ver todas las semanas en El Camarín de las Musas, sala que supo cobijar piezas emblemáticas de Chávez como La de Vicente López.

El teatro al desnudo y más porque Inés es una obra dentro de otra, y así se enuncia profundamente teatral porque si hay algo claro en todo esto es que una historia dispara a otra y así un sucesivo infinito. En su presentación cuenta que lo que se verá a continuación tiene su origen en otra obra teatral: La voz humana, ese extraordinario monólogo de Jean Cocteau en el que una mujer al teléfono sufre el abandono de ese hombre al que ama con locura. Es extremadamente triste y desgarrador, y quedó inmortalizado por la versión cinematográfica de Roberto Rossellini, protagonizada por Anna Magnani, de ahí que el programa de mano tenga la foto de la actriz italiana.
Resulta que Inés estaba protagonizando este unipersonal cuando, desde el teléfono, escuchó una voz que le preguntaba: «¿Quién era ella?» A partir de ese interrogante, se sumergió en su propio pasado para poder responder esa pregunta tan inquietante. La obra que se presenta entonces tiene que ver con la vida amorosa de los padres de ella en una suerte de búsqueda de su propia identidad.
Inés habla de forma pausada, es ingenua y busca establecer contacto visual con la platea, y entonces incorpora a los dos actores que están presentes desde el comienzo. Serán sus padres y representarán momentos de sus vidas que fueron determinantes. Chávez y Mansilla traen temas poco frecuentes para el teatro como es el amor octogenario, la sexualidad entre parejas con tantos años de rutinas para hablar de la vida que, dice Inés, «es linda».

En una dulce metáfora, Chávez y Mansilla construyen esta pieza con esa premisa: el teatro siempre habla de uno mismo. Sin poder evitarlo, la escena desplegada frente a cada quien lo conducirá hacia sus propias emociones y vivencias.

Por: Jazmín Carbonell
6 de septiembre de 2019
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